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miércoles, 18 de marzo de 2015

Dulces caprichos

Los altos precios de la ciudad cosmopolita de Londres dificultan que uno pueda consentirse con caprichos; sin embargo, alguno de vez en cuando no hace daño a nadie.

Cookies. Al volver a Londres, tras el periodo vacacional de Navidad, me di cuenta de que había extrañado muchísimo una cosa de Londres: las cookies, unas galletas grandes horneadas con alguna clase de magia de varios sabores. Mis favoritas son las típicas de chocolate con leche. De esta manera, pasé mis primeras dos semanas devorando cookies casi a diario. La mayoría de veces las compré de un supermercado en el que además las pusieron en oferta. Normalmente un paquete tiene 3 o 5 galletas, dependiendo de la marca; sin embargo, de vez en cuando me doy el lujo de visitar Ben's Cookies, donde las galletas son más grandes, recién horneadas y tan solo con el olor te derrites. Estas se venden por peso, pero aproximadamente cada una sale a 2.50 libras.

Mooncakes. Caminando por el Barrio Chino, cerca de Picadilly Circus, me llamó la atención ver casi escondido entre los llamativos tonos rojizos de los restaurantes, una pequeña vitrina con pasteles decorados de la manera menos exótica y oriental posible. Pasteles envueltos en crema de diferentes colores que me recordaban a las pastelerías tradicionales que durante mi niñez disfruté en México. Empujada por esta curiosidad de haber encontrado algo tan familiar en aquel lugar, entramos. 
La tienda era pequeña y en su interior lo que más me llamó la atención fueron unas pequeñas repisas de pan de sabores dulces y salados. Nunca he estado en China, pero mi intuición me dice que en su repostería no se incluyen panes tan occidentales como los que allí vi. Aún así, decidimos comprar algunos de esos panecillos. "¡4 por 3!", nos dijo la dependienta.
En un pequeño rincón encontré finalmente lo que habría esperado encontrar en un barrio chino: ¡mooncakes de múltiples sabores! No pude resistir la tentación de comprar uno aunque fuera pequeño (1.80 libras). 

Describir el sabor no es una pregunta que puedo resolver: tiene apariencia de plastilina y su interior está relleno de una pasta parecida al dulce de membrillo.

Cupcakes. El capricho de hoy ha sido un cupcake de los carritos azules de Lola's cupcakes que pueden encontrarse por toda la ciudad. Esta pequeña empresa vende tanto cupcakes de tamaño normal (2.95), como minicupcakes (2 x 3.10) que se comen en un bocado, o de gota en gota por los románticos empedernidos de los cupcakes como yo.

Son mi debilidad, tanto por su increíble sabor con frosting a base de queso crema, como por lo bonitos que son. Incluso la caja bonita y cuadrada en la que te los entregan me enamora. Definitivamente, si pudiera casarme con un postre, ¡me casaría con un cupcake!

martes, 3 de marzo de 2015

El incendio de Londres

Fuimos al Museo de Londres para aprender un poco de historia sobre la ciudad en la que vivimos y de la que desde un principio sabíamos realmente poco. La verdad es que llamarse "Museo de Londres" es muy poco original pero precioso a la hora de denominar su contenido, pues narra y muestra desde el Londres prehistórico hasta el Londres de la actualidad, e incluso escenarios futuros en imágenes desconcertantes. 

Es imposible mencionar en esta reseña el contenido completo del museo, pero destacaré tan solo uno de los desastres que más ha marcado a Londres: el incendio de 1666. 

Cuando los londinenses se estaban terminando de recuperar tras la terrible epidemia de la Peste Negra, a alguien se le olvidó dejar un horno encendido por la noche. En ese entonces Londres tenía casi todos sus edificios construidos de madera, y la suciedad y desastre propios de la Edad Media inundaban sus calles. Con esto, el fuego se propagó rápidamente. Voraz, arrasó con casi toda la ciudad con su foco en el centro activo de Londres, lo que hoy en día es conocido como La City (of London). El incendio se prolongó durante 5 días en los que familias enteras de diversas clases perdieron todo y pasaron a convertirse en indigentes en los días posteriores al incendio. Actualmente Londres tiene, para rememorar este drástico acontecimiento, una columna gigante coronada por una llama dorada a la que llaman "The Monument". 

Como no podía faltar, hubo quienes se aprovecharon de la situación y, en vez de ayudar, encontraron la oportunidad para robar bienes de las casas o hubo quienes cobraban desorbitados precios en la renta de carros con los que la gente pudiera escapar; sin embargo, también hubo héroes. 

La Catedral de Saint Paul, símbolo emblemático de Londres y esperanza de sus habitantes, estalló a pesar de que la creyeran indestructible por tener sus muros hechos de piedra. Así, todos los libros y la mujer que se refugiaron en su interior murieron abrasados.

Esto explica, entre otras cosas, la razón por la que se llama The City of London cuando el Parlamento se encuentra bastante más lejos de este lugar. Además, de que siendo este el centro más importante de la ciudad, parece anacrónico observar que todos (salvo muy puntuales excepciones) los edificios son altas cristaleras modernas. Mucho sufrió esta parte de la ciudad, pues también sería víctima de la II Guerra Mundial, que ahora es el centro financiero de Europa.

El incendio fue un acontecimiento importante para Londres, a pesar de haber ocurrido durante la Edad Media que parece tan lejana y que; sin embargo, se respira su presencia en la ciudad cuando se camina por la orilla del Támesis. Hay constantes alusiones a esta tragedia por toda la ciudad, me imagino que habrá sido bastante traumático ver a una ciudad grande caer y llevarse consigo toda tu vida. Algo que me suena bastante familiar hoy en día con los refugiados de Siria.